Sin duda, la imagen que proyectamos hacia los demás es importante.
Alguna vez os habéis parado a pensar en cómo a menudo definimos los países y sus gentes por la forma de vestir:
“Los italianos tienen mucho estilo”.
“Las francesas son las más elegantes”.
“Los ejecutivos japoneses visten impecables hasta en el último detalle”.
“Los suecos dan más importancia a lo práctico que a lo elegante en su forma de vestir.
¿Y España, qué opinión tienen de nuestra imagen personal en otros países? Tenemos fama de ser muy simpáticos y amables. ¿Pero, qué tal vestimos? ¿Aprobamos esta materia?
La forma de vestir es una tarjeta de presentación al resto del mundo y el cuidado personal refleja claramente nuestro autoestima y como nos valoramos.
La sociedad actual es cada vez más competitiva. En tiempos de crisis transmitir confianza y seriedad se vuelven más que nunca una necesidad y tener buena imagen es una herramienta imprescindible para transmitir credibilidad profesional. En una entrevista de trabajo, es evidente que las cualificaciones, las experiencias y nuestra personalidad cuentan mucho pero, en contra de lo que puedas creer, en los procesos de selección un entrevistador busca motivos para no seleccionarte y una vestimenta inadecuada es uno muy poderoso. Ropa, zapatos y complementos juegan un papel destacado para la persona que quiere avanzar o triunfar en su vida personal y profesional.
En un primer encuentro, según unas estadísticas de la Universidad de Stanford, cuando conocemos a una persona percibimos un 55% de imagen visual (físico, vestimenta, colores), un 38% de su tono de voz y solo un 7% corresponde a lo que dice. ¿Todavía te parece que tu look es poco importante?
Ten presente que la primera impresión puede durar toda una vida y nuestras cualidades internas son a menudo juzgadas por nuestro aspecto exterior. “Gente compra gente”
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